Amor secreto by Elizabeth Power

autor:Elizabeth Power
La lengua: spa
Format: epub
editor: Harlequin Ibérica, una división de HarperCollins Ibérica, S.A.
publicado: 2018-08-29T10:57:49+00:00

Capítulo 6

Los ojos de él eran tan intensos que ella bajó la mirada para estudiar el jarrón de flores amarillas que decoraba el centro de la mesa.

–¿Has conocido a tantas mujeres que no puedes recordarlas a todas? –preguntó al fin con una carcajada fingida.

–Contéstame.

–Bueno, si realmente nos hubiéramos conocido en el pasado –repuso ella con coraje ocultando sus sentimientos tras una máscara–, mi ego sufriría al saber que se me puede olvidar tan fácilmente.

–Olvidarte sería completamente inhumano.

'Pues eso es exactamente lo que has hecho', gritó una voz dentro de ella.

–Me imagino que utilizas esta misma táctica con todas las mujeres –lo acusó al fin con desenvoltura intentando recobrar el control de sus emociones.

Él la agarró de pronto por la muñeca con fuerza y ella soltó un gemido de sobresalto.

–No me dedico ni me he dedicado nunca al halago fácil. Lo único que sé es que algo vibró entre nosotros en aquel bar de la playa, creo que sentimos algo en común y que esa sensación se mantuvo hasta que me oíste hablar y supiste quién era. ¿Por qué te cerraste en banda?

–Ya te lo he dicho. Recibiste una impresión equivocada…

–¿Es por eso por lo que el pulso te late a toda velocidad? ¿O piensas negar también la evidencia?

–Es pura química –contestó ella con un ligero gesto de menosprecio.

–Y tú estás dispuesta a resistirte hasta el final, ¿no?

–No quiero complicaciones –admitió ella con sensatez.

–Yo pagaré –dijo él al ver que Mel abría el bolso, después de que el camarero hubiera dejado la cuenta sobre la mesa mientras hablaban.

–Eres mi cliente –se quejó ella.

–Olvídalo –dijo él con un tono firme e incisivo que la obligó a desistir–. ¿Lista para marcharnos?

Al intentar cerrar la cartera, Mel dejó caer varias fotografías con gesto nervioso. Vann se inclinó a recogerlas y se fijó en una de Zoë con su madre en una playa. Mel estaba en biquini y Zoë en bañador con una gorra de béisbol puesta al revés. Después de estudiarla durante unos segundos, se las devolvió.

Poniéndose en pie, Mel observó cómo las líneas del rostro de Vann parecían haberse endurecido. Daba la impresión de que hubiera perdido el humor que había sido la tónica del resto de la mañana. Pero ese no era su problema, se dijo, siguiéndolo hasta el coche que estaba aparcado a pleno sol. Entraron y él puso el aire acondicionado, cuyo ruido los excusaba de conversar.

Vann pasó un brazo sobre el asiento de ella y giró la cabeza. Para dar marcha atrás, pensó Mel antes de darse cuenta de que la tenía atrapada entre sus brazos e iba a besarla.

Ella murmuró una protesta ahogada, tratando en vano de separarse de él, pero su boca la buscó con ansia y Mel perdió la partida, dejándose envolver por su masculino aroma y por la cálida y afrodisíaca proximidad de su cuerpo. Dándose por vencida, lo abrazó y abrió la boca

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